domingo, 1 de julio de 2018

La calle Pasos de Santiago. Murcia 60



 A la derecha de la foto, la calle Pasos de Santiago. A la izquierda , la llamada  Acisclo Díaz. En medio de las dos, haciendo esquina, adosada a la las tapias de la Fábrica de la pólvora, una mínima capilla que podríamos considerar el primero de los pasos de un Viacrucis que arrancaría, al parecer, de la Iglesia de San Miguel y discurriría por la calle cuyo nombre hace referencia a todo esto, los Pasos de Santiago, algunos siglos atrás. Yo nací y viví en una de las viviendas de esta conocida arteria hasta el año 1975.
 Mi casa daba enfrente de la tapia de la Fábrica de la Pólvora.  Justo a la izquierda del portal había un bajo minúsculo ocupado por dos tapiceros, que eran hermanos. Al pasar los veíamos, sentados, tapizando sillas. Con la inevitable curiosidad infantil a veces entrábamos en el pequeño recintos para ver cómo trabajaban.  Lo que más me impresionaba  era que las púas las guardaban en la boca, mientras hacían su labor, y se las iban sacando poco a poco según las fueran necesitando. Y mientras, hablaban como si tal cosa. Cuando menos te lo esperabas, se sacaban una púa de la boca y se ponían a dar martillazos.
 A la izquierda de mi portal había otra entrada a otro edificio con una especie de verja de color verde. Allí vivía un gran amigo de la infancia y compañero de colegio, Antonio Cebrián. Esa casa tenía ascensor, de esos de madera y cristales que subían lentamente. Casi nunca lo llegué a coger. Prefería subir por la escalera.
 Había también un personaje que siempre estaba en la calle trabajando. Se llamaba Juan y su oficio era el de pintor de carteles. Con el pelo blanco y retaco, vestido con su mono azul, ejecutaba su obra con una minuciosidad  y una lentitud que a mí me llamaba mucho la atención. Su mujer era conocida como María "la Portera". Siempre estaba por allí haciendo compañía a su marido y charlando con los vecinos. Era una mujer muy agradable, algo rechoncha, y era portera de algún inmueble cercano. 
 Habitábamos un edificio de tres pisos sin ascensor, con una sola puerta por planta. En el primero vivía un matrimonio formado por un abogado que fumaba en pipa, muy afable, y una mujer sevillana, de tez morena, simpática, extrovertida  y con marcado acento de su tierra. Tenían una única hija, delgada, de piel clara, pelo liso negro, algún año mayor que yo, no muchos, y a la que casi siempre recuerdo vistiendo el uniforme de su colegio, de Jesús-María. 
 Nosotros vivíamos en el segundo y en el tercero lo hacía una señora muy mayor, menuda, flaca y con el pelo blanco, que se llamaba doña Caridad.  Su hijo iba de vez en cuando a visitarla junto con algún nieto.

(Texto: © Mariano López A. Abellán)


1 comentario:

  1. María era la portera de la casa que nombras de la reja verde. Yo vivía allí. Recuerdo a los tapiceros y al marido de María pintando un camión de Estrella de Levante, ahi en medio de la calle y a mano.
    ¿Donde vivías tú?

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