miércoles, 29 de abril de 2020

El Caballero de la Carreta, un "roman courtois".


CHRETIEN DE TROYES: “EL CABALLERO DE LA CARRETA”



(He intentado hacer un breve comentario de este libro pero el interés que despierta en mí toda esta temática ha ido tirando del hilo y esto se ha alargado más de lo previsto, por lo que he tenido que poner un "continuará" y cortar en seco. Felicito a quien tenga la paciencia de leer toda esta explicación hasta el final)

Muchos historiadores consideran que en el siglo XII se dio lo que podríamos considerar un tímido ensayo del Renacimiento. Hubo que esperar sin embargo para algunos siglos después, Peste Negra y Guerra de los Cien Años mediante, la eclosión por todos conocida que transformó la Historia.
Hay que decir que en esta centuria hubo algunos fenómenos culturales muy interesantes. Uno de ellos fue el nacimiento del universo artúrico, auténtico río literario que no ha dejado de acrecentarse prácticamente hasta nuestros días constituyendo una de las corrientes de fondo más potentes de la cultura occidental. El aluvión de manifestaciones de todo tipo a que ha dado lugar es inmenso. La literatura, la pintura, la música, el cine, el cómic... en todos esos ámbitos ha ido aflorando el copioso caudal de las leyendas artúricas.
Pero volvamos al siglo XII. En ese tiempo se daba en Europa una situación geopolítica muy interesante. Había en el norte de Francia un enclave donde los vikingos se habían establecido tras una de sus incursiones en el continente y tras pactar con la monarquía francesa. Allí fundaron el ducado de Normandía.  Posteriormente invadieron Inglaterra derrotando a los sajones en 1066 en la batalla de Hosting. Se erigió pues en la isla una dinastía de monarcas normandos que impusieron el francés como lengua oficial de la corte y oprimieron a la población sajona.
Uno de los reyes ingleses, Enrique II, normando por su madre, Matilde, y heredero por vía paterna de todos los territorios de la casa nobiliaria francesa de los Plantagenet, vasallos a su vez del rey de Francia, acrecentó sus inmensos territorios al despojarse con Leonor de Aquitania. Si digo que esta dama había contraído y anulado nupcias previamente con el monarca galo para casarse después con el Plantagenet, la historia se va a convertir en un auténtico culebrón que me está desviando del tema que quería acometer al principio.
Enrique II se vio heredero de unos territorios inmensos que llegaban desde los límites con Escocia hasta los Pirineos. Era lo que los historiadores modernos conocen como el Imperio Angevino. Como rey de Inglaterra era par del monarca francés. Pero como noble con tierras que ocupaban casi media Francia, era su vasallo. Toda esta situación se enmarañaría hasta dar lugar a la Guerra de los Cien Años dos siglos después.
Una de las obsesiones de los anglonormandos dominadores de Inglaterra era la de buscar legitimización ante el irredentismo que enarboló la oprimida población sajona (recordemos, por ejemplo a figuras novelescas como Ivanhoe, Robin Hood, etc paladines contra los “injustos” invasores continentales...).
En realidad, los sajones también habían sido unos usurpadores en su momento. Tenemos que remontarnos al siglo V para tener noticia de cómo ese pueblo germánico había pasado a la isla desde el Continente derrotando a los autóctonos de aquel tiempo, los celtas britanos.
Pues bien, en esos antiguos pobladores de la isla se miraron los normandos para legitimarse como ingleses.
Desde muchos siglos atrás circulaban leyendas célticas que hablaban de un mítico caudillo que habría luchado heroicamente contra los invasores sajones. Estas leyendas habían impregnado el folklore britano y hablaban de glorias pasadas y de un legendario rey, Arturo, alrededor del cual la tradición oral había forjado todo un corpus preliterario.

 Pues bien después de este preámbulo, quizá más extenso que el  motivo que lo ha originado -el breve comentario de un libro-, seguiremos diciendo que hay un punto cero en el arranque y formación del inmenso caudal artúrico. En 1136, un clérigo galés, Geoffrey de Monmouth, escribe en latín Historia regum Britanniae, el primer documento en que podemos acotar el arranque de la singladura del legendario rey y sus caballeros.
A partir de aquí esta temática se extiende por la literatura europea de forma  imparable originando auténticas obras maestras. Y llegamos después de esta quizás no demasiado breve introducción al libro que quería comentar, El caballero de la carreta de Chretien de Troyes, "roman" en verso construido en torno a la figura de Lancelot, uno de los personajes arquetípicos de la "materia de Bretaña". Se puede considerar un monumento literario de la Francia del Siglo XII, máximo exponente del "amor cortés" -tan en boga por esos tiempos- aplicado a las letras.
El ciclo artúrico da aquí uno de sus frutos narrativos más conseguidos. El estilo y el arte de relatar rayan a tal altura que podemos considerar este "roman courtois" una obra de madurez de las letras francesas de su tiempo.
  Fue un discípulo de Chretien de Troyes quien al parecer escribió la parte final del libro, extremo que plantea algunos interrogantes no resueltos.
Ante lo extenso de este preámbulo, dejo para otro momento el comentario propiamente dicho de este libro.
(Continuará)
(Mariano López-Acosta)

domingo, 26 de abril de 2020

COVID 19 ¿Y ahora qué va a pasar? Reflexiones en torno a la crisis del coronavirus


Las clases medias occidentales hemos vivido durante los últimos sesenta años una situación excepcional quizá no suficientemente valorada. Nunca se había llegado a unas cotas de progreso, bienestar y ausencia de conflictos armados (hablo de Occidente) de tal naturaleza en el devenir de la Humanidad.  Hemos dado por sentado que la Historia nos dio lo que nos merecíamos y que esa situación obedecía a un proceso natural que se daba porque sí, que cual fruta madura caía porque tocaba que cayera. Pero llegar hasta allí, conseguir ese logro, fue a costa de un sacrificio enorme de quienes nos precedieron. Las cosas son más frágiles de lo que parecen y cuando se ve amenazado lo que parecía más invulnerable, cuando se pone en cuestión lo que suponíamos más sólido y anclado en la seguridad, todas nuestras referencias, incluso las más firmes e inamovibles, zozobran y naufragan y nos sumen en el mayor de los desconciertos.
¿Puede ser que hayamos vivido un paréntesis histórico irrepetible sin saberlo? ¿Es posible que estas últimas décadas hayan constituido un pequeño lapsus de tiempo en la Historia sin continuación posible? Lo que ha costado décadas de esfuerzo y sudor se puede venir abajo de la noche a la mañana como un castillo de naipes.
Que se lo digan a los ciudadanos que vivían en una paz que consideraban ya irreversible, tras la madurez histórica alcanzada por las sociedades europeas del momento, recogiendo los frutos del creciente avance científico y tecnológico, en la culta y civilizada Europa de los años (e incluso meses) previos a la mortífera Primera Guerra Mundial. Hay que leer "El mundo de ayer" de Stefan Zweig para descubrir cómo una sociedad de élites tan cultas y con una confianza en el futuro propiciada por las señales optimistas que enviaba el creciente progreso, cómo esa sociedad con bases aparentemente sólidas se precipitaba sin remisión al abismo de la Gran Guerra. Muy poco antes, nadie podría haber imaginado una catástrofe así.


 Igual que entonces, ¿quién imaginaba hace unos meses que nos íbamos a enfrentar a este desastre, aunque sea de otra naturaleza, que está llevando a la Aldea global en que se ha convertido la Humanidad a un test de estrés cada vez más insoportable? Este avatar es tan inmenso que se nos echa encima sin apenas perspectiva para vislumbrar su forma y su tamaño. Pocas referencias tenemos de un hecho tan extremo a nivel global. Estamos en territorio desconocido, sin antecedentes que nos referencien mínimamente. Hemos perdido todas las certidumbres.
Al hilo de todo esto a mí se me ocurren una cuantas reflexiones e interrogantes que paso a enumerar:

- Hay muchas más incógnitas que certezas a nivel científico. Está por ver todo el recorrido inmunológico reactivo a este virus por parte de las poblaciones. No sabemos el alcance de las posibles mutaciones virales ni la hipotética estacionalidad de los brotes asociados al COVID 19. Para el descubrimiento y puesta en marcha de tratamientos realmente  efectivos falta un tiempo que se nos antoja como una dolorosísima travesía del desierto.

- La destrucción del tejido productivo en muchos países puede ser pavorosa, inimaginable. Una cantidad enorme de actividades económicas que constituyen el pulmón del progreso de muchas naciones se puede hundir. Sin ir más lejos, en España la economía va a pagar un precio muy alto por su gran dependencia del sector servicios, faceta de la productividad muy marcada en nuestro PIB. El hundimiento de la próxima temporada turística puede ser tremendo. El efecto dominó que esto puede tener con los empleos indirectos que van concatenándose como las cerezas más vale no imaginarlo.
Un aumento explosivo del paro con el consiguiente descenso de vértigo en las cotizaciones a la seguridad social, lo cual llevará a dudas muy serias sobre la  sostenibilidad del sistema, exigirá respuestas globales de manera ineludible. La alarma social que se puede originar ante la aparición de  un enorme  segmento de la población (de una dimensión desconocida hasta ahora) sumido en la indigencia puede derivar en situaciones que escapen a todo control. Si el sistema no da respuestas convincentes a los más desfavorecidos (que pueden ser legión) pueden darse por rotos muchos implícitos pactos sociales. Se podría hablar entonces de un sistema periclitado, fallido. Sería dramático llegar a esa situación.

- El punto de inflexión a nivel emocional, el antes y después de esta crisis, puede ser de unas dimensiones colosales, para el que carecemos ahora mismo de referencias o perspectivas. No se recuerda un suceso que haya golpeado de una manera tan universal y tan severa los cimientos más sólidos del equilibrio psicológico de las poblaciones. No sabemos la afectación  que derivará de una experiencia tan traumática y sin antecedentes. Estamos ante un miedo que se nutre especialmente de la incertidumbre y de la falta de seguridad y certeza, del desconocimiento de las dimensiones reales de lo que ya ha sucedido y de lo que se avecina. El permanente no saber si estamos en el inicio, en mitad del proceso o clausurando este ciclo es ciertamente desmoralizador.

Como vemos, muchos puntos oscuros y pocas claridades se atisban ahora mismo. Ojalá el paso del tiempo vaya enterrando los primeros y haciendo emerger las segundas. Sería de agradecer. Igual aprendemos lecciones que teníamos olvidadas.

(Mariano López- Acosta)

miércoles, 22 de abril de 2020

De re publica

 Si las convicciones ideológicas de una persona están fuertemente arraigadas en la derecha política y descubre que  aquellos que le representan en las instituciones son unos ladrones y unos corruptos, no por ello va a renunciar a sus principios para pasarse a la otra orilla y renegar de sus ideas.
Por otra parte, si quien ve defraudada su confianza en los próceres en quien delega su voto es un ciudadano con una carga ideológica decantada hacia  la izquierda, no tenemos que esperar que esta circunstancia le haga virar hacia opciones de signo diametralmente opuesto.
Es legítimo que así sea. Pero si no hay ningún tipo de respuesta ante estos hechos, la situación creada induce a una acción política inmersa en bucles de los que se sale tras quedar las instituciones en el mayor de los desprestigios y generando una profunda desafección en la masa ciudadana. Desafección que ya sabemos quiénes manipulan y parasitan para lograr sus espurios fines.
Yo creo que la madurez cívica de la sociedad ganaría muchísimos enteros si las más contundentes denuncias públicas hacia los comportamientos indignos de los dirigentes vinieran de las filas de su misma mesnada, sin que en eso cupiera deducir un cambio de mentalidad ideológica ni mucho menos. Al fin y al cabo quien más ha de sentirse defraudado por la venal acción de un representante político es quien depositó en él su confianza. Y esa persona sería la que más legitimidad y fuerza moral habría de tener para exigir responsabilidades a quien le engañó y prostituyó su voto. Cuando en una reunión de la ejecutiva de un partido alguien tuviera las agallas de denunciar con luz y taquígrafos  la corrupción llevada a cabo por los representantes de sus propias siglas y exigir su cese, anticipándose a los naturales adversarios políticos, la democracia se estaría dignificando.
Pero tal extremo no sucederá en este país, y así nos va. La partitocracia tiene cimientos muy sólidos y "el que se mueve no sale en la foto". Los míos, con razón o sin ella. No hay nada peor que el fuego amigo. No habrá denuncia dentro de las propias filas pues, si acaso mayor acumulación de sacos terreros en la trinchera. 
(Mariano López- Acosta)


"Cien preguntas básicas sobre la ciencia" de Isaac Asimov.


"¿Qué dice el teorema de Gödel?¿Demuestra que la verdad es inalcanzable? - ¿Por qué se habla de la baja temperatura del espacio?¿Cómo puede tener el espacio vacío una temperatura?- ¿Qué son los púlsares?- Se dice que un centímetro cúbico de una estrella de neutrones pesa miles de millones de toneladas. ¿Cómo es posible?- El tiempo ¿es una ilusión o existe realmente?- ¿Qué quiere decir que el espacio está curvado?- ¿Se hunden los barcos hasta el fondo del mar o la presión les impide seguir bajando?- ¿Qué es el principio de incertidumbre de Heisemberg?..."
Durante un verano de mi juventud, algunas noches, en alguna terraza frente al mar, tomándome algún helado o un gin-tonic, me enfrascaba en estos interrogantes que desplegaba el mago de la divulgación científica, el inabarcable Isaac Asimov...

(M.L.-A.)

"El Conde - Duque de Olivares" de John H. Elliot




John H. Elliot (Reading, Reino Unido, 1930), '"Regius Professor Emeritus" de la Universidad de Oxford, está considerado como la máxima autoridad mundial en el periodo histórico que comprende la decadencia de los Austrias. Este hispanista inglés levanta un auténtico monumento historiográfico con este volumen de cerca de 1.000 páginas, "El Conde- Duque de Olivares", texto de referencia absoluta para entender no solo la figura del valido Gaspar de Guzmán, sino la España y la Europa de su tiempo. Considerado uno de los libros de Historia más importantes del siglo XX, es a su vez una obra de un altísimo valor literario que sirve para desentrañar la complejidad del proceso de decadencia del Imperio español.

(Mariano López- Acosta)


miércoles, 15 de abril de 2020

Falsas noticias en las redes. Mentiras y posverdades.


Estamos en la era de la posverdad. Ya no hay mentiras. Hay verdades alternativas paralelas a las verdades "verdaderas" con el mismo prestigio que éstas últimas. Y por qué no. Si yo digo que he visto un burro volando, sin que eso sea una alucinación, ¿quién tiene la autoridad moral de decirme que eso es falso? Es una verdad, ciertamente controvertida, no lo dudo, pero no por eso menos veraz que otras afirmaciones. Además, todo se puede explicar ahora con la Mecánica Cuántica. El gato de Schrödinger estaba muerto y vivo a la vez, las dos verdades contrapuestas tenían su propio y verosímil relato.
Un compañero de Físicas intentó explicarme qué era eso de lo cuántico.
- Mira, si tú metes un vaso de agua en un congelador, según la Física Clásica lo sacarás lleno de hielo. Pero si le aplicas la Física Cuántica puede salir congelado o hirviendo.
El asno puede pasar flotando por encima de nuestras incrédulas cabezas perfectamente, ¿quién lo duda? Y nuestra acusación hacia quien propagó esa verdad alternativa puede depender de objetivos espurios para mucha gente. Con lo cual quedaría pendiente una disculpa por nuestra parte.
La epistemología del empirismo es muy dúctil. Cual calcetín al que se da la vuelta podemos reformular todo un corpus doctrinal lleno de burros voladores. Serían posverdades que devendrían en auténticos axiomas. La optimización de las prestaciones de esos jumentos  sería un aval moral muy difícil de rebatir. La dialéctica necesaria para ello necesitaría un tour de force que está al alcance de muy pocos intelectos. Locke, ese titán del análisis de las enseñanzas de la experiencia, esperaría con respetuosa atención, pluma y papel en mano, para levantar acta del etéreo discurrir del asno por las alturas. Descartes, partiendo, no del empirismo lockiano, sino de un disciplinado racionalismo "avan la letre" meditaría hasta que la cabeza le echara humo para intentar teorizar sobre asunción por la Lógica de la idea de un rucio aéreo.
No, no se pueden ni deben denunciar las mentiras que asolan las redes sociales. No se debe incluso utilizar el término "mentira". Son verdades alternativas con las que hay que convivir. Amorales, surgen como esos virus que parasitan a las pacíficas células e infectan el ciberespacio. Contra estos virus es muy difícil conseguir una vacuna. Aunque habrá que intentarlo antes de que nos destruyan.

(Texto: Mariano López- Acosta)

viernes, 10 de abril de 2020

Salzillo, el espíritu del Viernes Santo en Murcia. El Prendimiento.



Viajero, vengas de donde vengas, si tus pasos te acercan a la barroca y hospitalaria ciudad de Murcia, no dejes de visitar el lugar donde se guardan las máximas obras maestras de la imaginería española del siglo XVIII. Allí podrás apreciar las altas cotas a las que llegó la escultura religiosa en la España del Setecientos. El hijo de un escultor italiano que se había establecido en este luminoso y fértil lugar del sureste español, llevó a cabo durante su larga existencia, siempre bajos los cielos murcianos, una obra sin parangón que transita por el siglo atravesando estilos, desde el más puro barroco hasta el neoclasicismo, ya en las postrimerías de la vida del artista.
Fueron muchas décadas, desde que heredara en su juventud el taller paterno, de alumbrar obras maestras ya desde la bocetación en dibujos, de crear escuela que perdura hasta nuestros días (preguntad por la tradición belenística de esta tierra, investigad quién fue José Sanchez Lozano, fallecido no hace tantos años) y de dejar en multitud de templos de la región y tierras vecinas su genial impronta en imágenes que ya querrían para sí los mejores museos del mundo.
Dejaré para los expertos el análisis técnico de esta obra maestra conocida como El Prendimiento e intentaré describir, desprovisto de cualquier conocimiento académico previo, partiendo de una declarada ignorancia de la materia imaginera, las sensaciones que me genera la contemplación de este cuadro escultórico con mis ojos de "buen salvaje".
Y observo una plástica del movimiento portentosa en esa enérgica curva invisible que describe la espada de San Pedro. La sensación cinética es tan real que después de tantos siglos no comprendo cómo no está ya ensartado el esbirro caído en el suelo. Y algo más atrás un hombre con rasgos faunescos, pelirrojo (parece ser que los malos y atravesados en la iconografía de la época eran zurdos y de cabello bermejo) da un beso excesivo, como para convencer a alguien de que está besando realmente, a otro hombre que lo observa de soslayo, sin perder la dignidad, con una mirada serenísima pero muy  grave que confirma que los pasos de un drama inmenso originado desde el principio de los tiempos se van cumpliendo inexorables, sin posibilidad alguna de que no se den. Detrás lo contempla todo un soldado no muy tendente, parece ser, a los gestos bondadosos y con el que no convendría mantener contenciosos demasiado serios en la vida cotidiana.
La escena en su conjunto respira una belleza inefable, que no encuentra palabras para ser descrita, unida a una tragedia que se prevé terrible. Y esa mezcla te desarma, es una auténtica bomba de relojería.
Viajero, si tus pasos te traen por la barroca y hospitalaria ciudad de Murcia pregunta por Francisco Salzillo.

(Texto. Mariano López- Acosta)

jueves, 2 de abril de 2020

El Trío Nº 2 de Schubert



 Esto ya son palabras mayores. Difícilmente puede haber una música con el sentimiento y el dramatismo de este Andante con moto del trío N°2  Opus 100 de Schubert. El diálogo que se marcan entre sí los tres instrumentos, violín, piano y violoncello tiene una emoción que nunca deja de sorprender. Esta pieza, además, ha sido utilizada como soporte sonoro en no pocas películas, siendo la más célebre Barry Lindon de Kubrick.
Comienza con unos golpes secos del piano a través de los cuales va avanzando el lamento del violoncello. A partir de ahí se despliega una conversación entre los instrumentos en que se van sucediendo todos los estado de ánimo imaginables, con abandono de las notas menores iniciales para llegar a las mayores que transportan a la pura exaltación, aunque siempre hay alguna voz que reconduce la melodía, torna el motivo inicial y nos volvemos a sumergir en la pura tristeza elegante del comienzo.
Schubert nació y murió en Viena, muy joven, con solo 31 años. Intentó vivir de la música pero jamás pudo estrenar ninguna obra. Prácticamente consiguió sobrevivir con la ayuda de sus amigos, que lo acogían en sus casas y lo protegían, conscientes de su inmenso talento, con auténtica fraternidad.
La interpretación de su composiciones se llevaban a cabo en las llamadas Schubertiadas, veladas musicales en los domicilios particulares de sus incondicionales, en petit comité,  en que se hacían  lecturas literarias y se ejecutaba la música del joven genio vienés.
Schubert llevó una vida genuinamente bohemia. Frecuentar ciertos ambientes le llevó a contraer una sífilis que terminaría con el tiempo por acabar con su vida.
A pesar de su corta existencia, la obra que dejó es muy extensa. Consta que compuso unos 600 lieders, canciones acompañadas al piano basadas en poemas musicados, en cuya creación era un verdadero maestro.
Con Schubert arranca con fuerza el Romanticismo musical a a pesar de que su obra recoge toda la herencia del Clasicismo y lo clausura. Tras su muerte cae en el olvido y su memoria es rescatada un siglo después. Sin duda alguna es uno de los grandes.

(Mariano López- Acosta)

miércoles, 1 de abril de 2020

La Chacona de Bach


 Auténtico monumento musical, escrita en origen para violín solo en el marco de una Partita, esta pieza es de una dificultad técnica extrema en su interpretación. Es un auténtico Everest para los violinistas. Ha hecho fortuna también en las múltiples transcripciones a que ha sido sometida para otros instrumentos como el piano o la guitarra. Para esta última fue Andrés Segovia el primero en hacer una adaptación, ya histórica.

 Los musicólogos han debatido en ocasiones sobre esta composición del genio de Eisenach en el sentido de aclarar si se trata en realidad de un "tombeau", un "lamento", en vez de una chacona. Porque parece ser que fue compuesta por Bach en memoria de su primera mujer, María Bárbara Bach, fallecida mientras él estaba de viaje.
Su complejidad compositiva es muy grande, es pura matemática. Se pueden descubrir, por otra parte, varios corales luteranos ocultos a través de su desarrollo. De una duración inusitada, con esta pieza Bach lleva hasta sus últimos extremos las posibilidades del violín barroco.
En el enlace tenéis una magnífica versión para guitarra a cargo de John Feeley.

(PD. A partir del minuto 3:15 de este video comienzan a manifestarse las dificultades técnicas que pondrán a prueba la solvencia del instrumentista)

Chacona de la Partita para violín solo Nº 2 BWV 1004 de Johann Sebastian Bach

(Mariano López-Acosta)