viernes, 24 de septiembre de 2021

¿Un Sol en la Tierra?


Arranca el megaproyecto científico ITER (Reactor Termonuclear Experimental Internacional, por sus siglas en inglés). 
 Si culmina con éxito, la historia de la Humanidad puede dar un vuelco insospechado. Sería la primera vez que se consigue una energía limpia y abundante: con un gramo de materia conseguiríamos el mismo rendimiento energético que el derivados de la  combustión de 8 toneladas de petróleo. 
 Estamos hablando de un Reactor nuclear. Pero de fusión y no de fisión, como sucede en las centrales nucleares que conocemos. Aquí no se producirían los peligrosos residuos radioactivos de los procesos de fisión atómica. Sería como crear un sol en la tierra. Se trataría de fusionar dos átomos de hidrógeno para dar uno de helio; como pasa en el astro rey. La energía nuclear que utilizamos actualmente , por el contrario, viene de romper átomos muy pesados e inestables, muy proclives a emitir radiactividad y con una vida media larguísima. 

 Este proyecto está presupuestado en 24.000 millones de euros, uno de los más caros de la historia tras el Programa Apolo, el de la Estación Espacial Internacional, el Proyecto Manhattan (que dio lugar a las bombas atómicas caídas sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial) y el del sistema GPS.


 En el interior del Reactor se ha de conseguir un magma de hidrógeno a temperaturas de hasta 150 millones de grados Celsius. Se necesitará construir para ello  una "cámara de confinamiento magnético" de 23.000 toneladas de peso.   Se calcula que con suerte esto se logrará en el 2025. Para 2050 se estima la fecha en que se produzca el desenganche definitivo de la energía obtenida a partir de residuos fósiles. 

Este es el raro unicornio que persigue la ciencia desde hace mucho  tiempo. Una energía limpia, efectiva y barata. Quizá demasiado bonito para ser cierto. Tal vez habremos de ser  como Santo Tomás. Hasta que no lo veamos...

(Mariano López-Acosta)

viernes, 3 de septiembre de 2021

Bach a la guitarra

 


Durante el confinamiento de la primavera del 2020 ensayé algunas piezas de las que hice versiones totalmente libres, de oído. En este caso se trata de una danza de la suite n°2 para flauta y orquesta de Johann Sebastian Bach. El solo lo trasladé a la guitarra y reconozco que había que incorporarle un poquillo de virtuosismo, aunque no es para tanto, hay otras cosas de Bach que se me resisten mucho más y me parecen de momento inaccesibles. Habrá que hacer un buen campamento base para intentar alcanzar la cumbre.

(Mariano López-Acosta)