Arranca el megaproyecto científico ITER (Reactor Termonuclear Experimental Internacional, por sus siglas en inglés).
Si culmina con éxito, la historia de la Humanidad puede dar un vuelco insospechado. Sería la primera vez que se consigue una energía limpia y abundante: con un gramo de materia conseguiríamos el mismo rendimiento energético que el derivados de la combustión de 8 toneladas de petróleo.
Estamos hablando de un Reactor nuclear. Pero de fusión y no de fisión, como sucede en las centrales nucleares que conocemos. Aquí no se producirían los peligrosos residuos radioactivos de los procesos de fisión atómica. Sería como crear un sol en la tierra. Se trataría de fusionar dos átomos de hidrógeno para dar uno de helio; como pasa en el astro rey. La energía nuclear que utilizamos actualmente , por el contrario, viene de romper átomos muy pesados e inestables, muy proclives a emitir radiactividad y con una vida media larguísima.
Este proyecto está presupuestado en 24.000 millones de euros, uno de los más caros de la historia tras el Programa Apolo, el de la Estación Espacial Internacional, el Proyecto Manhattan (que dio lugar a las bombas atómicas caídas sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial) y el del sistema GPS.
En el interior del Reactor se ha de conseguir un magma de hidrógeno a temperaturas de hasta 150 millones de grados Celsius. Se necesitará construir para ello una "cámara de confinamiento magnético" de 23.000 toneladas de peso. Se calcula que con suerte esto se logrará en el 2025. Para 2050 se estima la fecha en que se produzca el desenganche definitivo de la energía obtenida a partir de residuos fósiles.
Este es el raro unicornio que persigue la ciencia desde hace mucho tiempo. Una energía limpia, efectiva y barata. Quizá demasiado bonito para ser cierto. Tal vez habremos de ser como Santo Tomás. Hasta que no lo veamos...
(Mariano López-Acosta)
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