jueves, 2 de abril de 2020

El Trío Nº 2 de Schubert



 Esto ya son palabras mayores. Difícilmente puede haber una música con el sentimiento y el dramatismo de este Andante con moto del trío N°2  Opus 100 de Schubert. El diálogo que se marcan entre sí los tres instrumentos, violín, piano y violoncello tiene una emoción que nunca deja de sorprender. Esta pieza, además, ha sido utilizada como soporte sonoro en no pocas películas, siendo la más célebre Barry Lindon de Kubrick.
Comienza con unos golpes secos del piano a través de los cuales va avanzando el lamento del violoncello. A partir de ahí se despliega una conversación entre los instrumentos en que se van sucediendo todos los estado de ánimo imaginables, con abandono de las notas menores iniciales para llegar a las mayores que transportan a la pura exaltación, aunque siempre hay alguna voz que reconduce la melodía, torna el motivo inicial y nos volvemos a sumergir en la pura tristeza elegante del comienzo.
Schubert nació y murió en Viena, muy joven, con solo 31 años. Intentó vivir de la música pero jamás pudo estrenar ninguna obra. Prácticamente consiguió sobrevivir con la ayuda de sus amigos, que lo acogían en sus casas y lo protegían, conscientes de su inmenso talento, con auténtica fraternidad.
La interpretación de su composiciones se llevaban a cabo en las llamadas Schubertiadas, veladas musicales en los domicilios particulares de sus incondicionales, en petit comité,  en que se hacían  lecturas literarias y se ejecutaba la música del joven genio vienés.
Schubert llevó una vida genuinamente bohemia. Frecuentar ciertos ambientes le llevó a contraer una sífilis que terminaría con el tiempo por acabar con su vida.
A pesar de su corta existencia, la obra que dejó es muy extensa. Consta que compuso unos 600 lieders, canciones acompañadas al piano basadas en poemas musicados, en cuya creación era un verdadero maestro.
Con Schubert arranca con fuerza el Romanticismo musical a a pesar de que su obra recoge toda la herencia del Clasicismo y lo clausura. Tras su muerte cae en el olvido y su memoria es rescatada un siglo después. Sin duda alguna es uno de los grandes.

(Mariano López- Acosta)

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