domingo, 22 de marzo de 2020

La canción sefardí: un continente sumergido de la España medieval


 Cuando los judíos fueron expulsados de España, de Sefarad, y se fueron dispersando por Grecia, Turquía, Marruecos y muchos otros países, llevaron consigo un yacimiento de tiempo, como encapsulado, que cuando se contempla ahora produce la fascinación que provoca una superposición imposible de planos temporales.
(No todos se fueron, de todas formas. Muchos se quedaron -o nos quedamos ¿quién puede conocer su origen real a estas alturas?- y eran los cristianos nuevos, los conversos.)
Ese depósito de siglos que conservaron intacto quienes se fueron asentando por las riberas del Mediterráneo fue destilado, con una dosis altísima de pureza, en las romanzas y canciones que se cantaban en ladino en los patios, en las huertas, en los talleres, en las calles ...
 En esos temas musicales tradicionales se hablaba de los"bilbilicos" (ruiseñores) que cantan y suspiran de amor,  de la doncella que cuenta sus cuitas amorosas a su hermana, del enamorado que pasa por la puerta de su amada, la encuentra cerrada y más tarde cantará "la llavedura yo besí como besar tu cara", del temor o de la amenaza de "echarse a la mar", es decir, a la "muerte" en la simbología de estas antiguas cantigas, de la malcasada que descubre el amor camino de la fuente, del enredo en tono jocoso en el que se dice "el marido por la puerta y el mozo por la ventana...", (aquí, en un vodevil descacharrante, el amante se esconderá en un arca donde hay pimienta, estornudará y el marido preguntará quién ha sido, la mujer saldrá del paso afirmando que ha sido "el gato de la vecina que los ratones caza"...);  hay nanas, canciones religiosas, la célebre referida al legendario rey Nimrod, antagonista y perseguidor de Abraham, ya desde que éste estaba en el vientre de su madre. Y cada una de estas cantigas emprende líneas con variaciones referenciadas a su localización geográfica en las que cambia el acento según sean del mundo oriental (con los potentes focos de Esmirna, Rodas, Tesalónica...), en que la lengua se conserva con más pureza, o del norte de África más influidas por el español actual y más desvirtuada respecto a la original.
 Yo descubrí la canción sefardí a través del gran folclorista, etnógrafo e investigador de cultura tradicional Joaquín Diaz. Sus versiones suelen ser muy sencillas y muy fieles, dan una idea muy fidedigna de todo este mundo antiguo y milagrosamente bien conservado. Pero si indagas mínimamente puedes descubrir que las aproximaciones a un mismo tema pueden ser de una variedad enorme, los estilos a la hora de interpretar una canción cambian de continuo y esto le da una riqueza singular a todo este repertorio.
 Hay muchas versiones instrumentales también de estas cantigas y además algunos cantantes se acercan a ellas desde la música culta y otros desde el ámbito más popular. Incluso he oído versiones auténticamente pachangueras de alguno de los temas más clásicos del repertorio.
Yo desde aquí os invito a que descubráis este continente sumergido de la Edad Media de España que se conserva prácticamente intacto en muchas de sus vertientes. Seguro que no os va a defraudar.

(Texto: Mariano López-Acosta)

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