El Virus Británico parece ser que ha cruzado ya el Canal de la Mancha y podría comenzar a campar a sus anchas por el Continente.
Algunos detalles a tener en cuenta referidos a esta nueva versión del COVID:
- Esta nueva cepa es el resultado de 17 mutaciones originadas en un tiempo récord. No se tenía constancia de un proceso tan acelerado de alteraciones genéticas hasta el momento.
- Las 17 mutaciones han dado lugar a un aumento del 70% en la capacidad de contagio del virus. Ahora se estudia si este incremento va acompañado de una subida sensible en la virulencia y letalidad del nuevo microorganismo. Crucemos los dedos para que no sea así. De todas formas un ascenso tan significativo en la velocidad de propagación supondría un reto muy serio para los sistemas sanitarios nacionales a la hora de evitar un colapso de consecuencias imprevisibles.
-Tres son las mutaciones, de las 17 contabilizadas, sobre las que debemos poner el foco por sus posibles consecuencias. Las tres afectan a la célebre Proteína S, la llave maestra, la ganzúa con la que el COVID abre puertas que hasta ahora eran infranqueables para otros virus.
Dos de ellas han conseguido dar más facilidad aún a la apertura de esa cerradura que hasta ahora permanecía cerrada a cal y canto. La tercera mutación propiciaría una especie de patente de corso para sortear con mayor facilidad que antes el sistema inmunitario del hospedador.
Se especula con que la permanencia prolongada del virus en pacientes en que se cronificó la infección por su merma de defensas habría dado un tiempo precioso a estos minúsculos invasores para ensayar y proceder a este gran número de mutaciones. Todo esto estaría pendiente de confirmar, claro.
También han surgido tímidas dudas sobre la influencia que estos nuevos cambios pueden tener sobre la efectividad de las vacunas. Aunque hay prudencia en las declaraciones, hasta hora parece ser que se mantiene la confianza en que seguimos contando con una buena herramienta para luchar contra la pandemia. A pesar de que habrá que permanecer alerta al desarrollo y consecuencias posteriores de estas variaciones del COVID.
Conclusión: no podemos bajar la guardia. No sabemos las batallas que nos quedan hasta alcanzar la victoria final. Que llegará.
(Mariano López-Acosta)
(Imagen: Iakov Kalinin)
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