Córcega, la cuarta isla más grande del Mediterráneo después de
Sicilia, Cerdeña y Chipre, tiene una seña de identidad de tipo cultural que le
confiere un interés añadido al que ya despiertan su convulsa historia y su
paisaje.
Situada a unos 200 kilómetros al sur de la costa europea, está surcada por una
cadena montañosa que la cruza en diagonal de noroeste a sudeste con varios
picos que rebasan los 2.000 metros de altura y albergan nieves perpetuas. Sus
mil kilómetros de costa con infinidad de playas de arena fina constituyen un
paraíso para los submarinistas. Su interior está surcado de valles y montañas
con un predominio total de los bosques que ocupan casi la mitad de su
superficie.Esa orografía tan peculiar ha dado lugar históricamente a enclaves montañosos
aislados en los que se han conservado tradiciones populares muy puras, sin
apenas contacto con otros movimientos culturales. Histórica tierra de pastores
y bandoleros, segun el cliché más usual, irredenta para algunos, hay que
reconocer que despierta el interés de lo cercano y desconocido a la vez.
Uno de los elementos más interesantes del folklore corso lo constituye la
música polifónica vocal, de tradición oral, no escrita. Esta manifestación
cultural es propia de zonas montañosas mediterráneas, más bien aisladas. Así,
también se da en una zona de Grecia que linda con Albania, el Epiro, de agreste
y escarpado paisaje, y en otras de Italia. Incluso aparece en zonas del Cáucaso
como Georgia y Abjasia. Pero es en Córcega donde este tipo de música adquiere
una personalidad diferenciada y característica.La polifonía vocal culta, escrita, casi con certeza de origen litúrgico, aunque
también vehículo de expresiones profanas, es una de las aportaciones más
interesantes del Occidente medieval a la música histórica europea. Irradió a
todo el continente y a estas alturas no podemos concebir nuestra Edad Media y
siglos posteriores sin ese fondo musical.
Pero lo de Córcega es otra cosa. Es una manifestación musical de tradición
oral, sin registro escrito, con siglos de aislamiento y con características muy
particulares. Los musicólogos han especulado con un posible origen culto,
eclesiástico, recogido por el pueblo en un determinado momento y reconvertido
en algo diferente al evolucionar en un ambiente aislado de pastores y campesinos
en las estribaciones de la cordillera corsa. Sea como sea, constituye ahora un
patrimonio cultural innegable y, como decía al principio, una seña de identidad
de esta isla mediterránea.
Las piezas o canciones que se cantan, puro contrapunto además, se conocen como
"paghjella". En ellas la segunda voz suele ser la importante.Fue ya en el siglo XX cuando los investigadores y musicólogos descubrieron el
rico filón que constituía este repertorio de música tradicional y cuando se
popularizó a gran escala.
Os dejo un vídeo que recoge una muestra de estas polifonías corsas con un fondo
de magníficas imágenes de esta isla mediterránea.(En España no aparece este tipo de polifonía popular de tradicion oral más que
en el Misteri d'Elx -al margen de la rica música polifónica culta y de registro
escrito de nuestro país, común también en Europa-.)
(Mariano López-Acosta)
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