Cipriano de Rore: un referente de la música del Renacimiento.

  Las melancólicas notas que Mónica Pustilnik le arranca a la viola de mano, con una delicadeza que no parece de este mundo, nos dan cuenta de una emoción que atraviesa los siglos y aflora ante nosotros, testigos de este lamento en forma de arpegios tristes, de notas menores, con una cadencia suave y contenida. 
 Hay un poso de tiempo antiguo en estos acordes, de tiempo de enamorados que hacían de su amor una religión, que en medio de la tristeza de la separación al partir sabían que habría un retorno que les devolvería a la vida, con todos sus anhelos cumplidos. 
Porque esta pieza es una versión instrumental de un madrigal de Cipriano de Rore compuesto a partir de unos versos de Anfonso d'Ávalos, marqués de Pescara. 

Ancor che col partire
io mi sento morire,
partir vorrei ogn' hor, ogni momento:
tant' il piacer ch'io sento
de la vita ch'acquisto nel ritorno:
et cosi mill' e mille volt' il giorno
partir da voi vorrei:
tanto son dolci gli ritorni miei.

(Aunque al partir
yo me siento morir
partir querría cada hora, cada instante:
tanto es el placer que siento
de la vida que adquiero en el retorno:
y así, miles de veces al día
partir de vos querría:
tan dulces son los retornos míos.)

-Traducción: Andrés García-

 Es Cipriano de Rore uno de los grandes madrigalistas del Renacimiento, de procedencia flamenca aunque desarrolló buena parte de su carrera en Italia. Tuvo como referente absoluto, como tantos otros, al gran  Josquin des Près. 
 También demostró un gran dominio del contrapunto y manejó como un consumado maestro los resortes de la polifonía. 
 Se puede decir que Cipriano de Rore creó escuela y su influencia se deja sentir en Palestrina. Incluso podríamos considerar que una cumbre como Monteverdi es el último eslabón de esta línea iniciada por Josquin des Près. 
Pues bien, escuchemos las melancólicas notas que Mónica Pustilnik nos deja con su viola de mano.

(Mariano López-Acosta) 

  

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