A partir de este cuadro de Monet arranca todo un movimiento
artístico que revolucionó la pintura…
Los pintores buscaban la luz, analizaban sus efectos sobre los volúmenes, ya no importaba la nitidez de los contornos sino la modulación de la realidad que la sensación luminosa conseguía. Una catedral visualizada al amanecer ya no era la misma al mediodía, la luz la había transformado. De lo que se trataba con la pintura era reflejar fielmente esa sensación, esa impronta. Los límites de las formas se desvanecían porque lo que importaba era transmitir ese efecto; la obra sugerida por la inspiración era un mensaje visual que llegaba al espectador desposeído de los códigos conocidos hasta ese momento. Pero ese mensaje visual calaba y tenía su propia lógica y el ojo del observador lo comprendía y lo captaba. Y con unos trazos aparentemente simples, rápidos y displicentes nos llegaba toda la realidad de la escena con una fidelidad absoluta al espíritu que captaba el ojo humano al posar su mirada sobre el modelo natural.
Impresión, sol naciente (1872). Monet
Museo Marmottan-Monet. Paris. Francia
( © 2018. Mariano López -
Acosta)
Impresión, sol naciente (1872). Monet
Museo Marmottan-Monet. Paris. Francia
De Claude Monet - wartburg.edu, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5504881
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