Después de 10 años y más de 6.000 millones
de km recorridos, la sonda espacial ROSETTA -proyectada por la Agencia Espacial
Europea (ESA)- consiguió llegar a las cercanías del cometa 67p/Churyumov-Gerasimenko
el 12 de noviembre de 2014.
(El cometa 67P Churiumov-Guerasimenko fue descubierto en 1969 por el astrónomo Klim Churiumov merced a una fotografía conseguida por Svetlana Guerasimenko. Era el cometa periódico número 67 que se encontraba, por eso su nombre.
Una vez que había alcanzado la máxima
aproximación, lanzó contra el cuerpo celeste el módulo PHILAE, un artefacto de
tres patas programado para aterrizar en el cometa, anclarse en él, apoyarse en
sus tres soportes y clavar un taladro en el suelo. Una vez realizada esta
complicada operación la misión del ingenio era extraer tierra y analizarla,
aparte de hacer otra gran cantidad de exámenes y mediciones.
Ya
decimos, la operación era muy complicada, tanto que las cosas no salieron según
los planes previstos. El módulo rebotó contra el suelo, quedó apoyado solamente
en dos patas en un punto no programado, no consiguió clavar el taladro y se
malograron gran parte de los propósitos originales. Para más inri, el artefacto
quedó situado en una zona de sombra y al no poder cargar sus baterías con la
radiación solar entró en “hibernación”.
Después
de dormir durante casi siete meses, el 13 de junio de 2015, a las 22.28 hora
peninsular española, PHILAE despertó y se puso en comunicación con la sonda ROSETTA
que orbitaba a 20 km del cometa. Esta nave nodriza tiene un instrumento llamado
OSIRIS que ha mandado más de 15.000 imágenes.
A
pesar del fracaso inicial del aterrizaje, el golpe que dio contra el suelo del pequeño
cuerpo celeste al salir propulsado de la sonda levantó polvo que sí pudo ser analizado.
Según publicó entonces la revista
Science, en las partículas examinadas aparecieron 16 moléculas orgánicas
susceptibles de ser precursoras de la materia necesaria para que se pueda
formar vida. “Hay moléculas precursoras de proteínas, de azúcares e incluso
del ADN”, refirió el físico español Guillermo Muñoz, del Centro de
Astrobiología.
Esto alienta la teoría de que algún cometa
que transportara los materiales capaces de crear una cierta arquitectura
bioquímica concreta y necesaria, pudo dar lugar al nacimiento de la vida en la
Tierra.
(El cometa 67P Churiumov-Guerasimenko fue descubierto en 1969 por el astrónomo Klim Churiumov merced a una fotografía conseguida por Svetlana Guerasimenko. Era el cometa periódico número 67 que se encontraba, por eso su nombre.
Se acerca al sol cada seis años y medio,
hasta una distancia de 185 millones de kilómetros. (La tierra se halla a 150
millones de kilómetros).
Tiene una masa de 10.000 millones de
toneladas, pero es muy poroso y su interior está vacío en un 80%. Es menos denso que el corcho o la madera.
Flotaría en el mar como un iceberg. Su diámetro máximo alcanza los 4
kilómetros.
Hay en él grandes extensiones de polvo con
dunas, que nos recordarían a los desiertos de la Tierra. Es irregular con dos
lóbulos unidos. Es irregular con dos lóbulos unidos. Hay también un acantilado
de 900 metros de altura. Pero como la gravedad es tan pequeña una persona
podría lanzarse desde lo alto y sobrevivir.)
(Texto: Mariano López-Acosta)
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