La sonda espacial Rosetta halla precursores de la vida en un cometa

  Seguimos con la serie de post dedicados a la sonda espacial Rosetta, de la Agencia Espacial Europea (ESA). Después de 10 años y más de 6.000 millones de Kms dicha nave había conseguido llegar a las cercanías del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko el 12 de noviembre de 2014. Posteriormente lanzó contra el cuerpo celeste el módulo Philae, un artefacto de tres patas programado para aterrizar en el cometa, anclarse en él, apoyarse en sus tres soportes y clavar un taladro en el suelo. Una vez realizada esta complicada operación la misión del ingenio era extraer tierra y analizarla, aparte de hacer otra gran cantidad de exámenes y mediciones.
  Ya decimos, la operación era muy complicada, tanto que las cosas no salieron según los planes previstos. El módulo rebotó contra el suelo, quedó apoyado solamente en dos patas en un punto no programado, no consiguió clavar el taladro y se malograron gran parte de los propósitos originales.
  Pero bueno, Dios aprieta pero no ahoga. Como consecuencia del golpetazo se levantó polvo que  sí que pudo ser analizado por uno de los aparatos de Philae, el COSAC. Y los resultados de este análisis son relevantes.
  Según publica la revista Science, en el polvo examinado aparecen 16 moléculas orgánicas susceptibles de ser precursoras de la materia necesaria para que se pueda formar vida. “Hay moléculas precursoras de proteínas, de azúcares e incluso del ADN”, según el físico español Guillermo Muñoz, del Centro de Astrobiología.

  
  Esto alienta la teoría de que algún cometa que transportara los materiales capaces de crear una cierta arquitectura bioquímica concreta y necesaria pudo dar lugar al nacimiento de la vida en la Tierra.

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