En los años 70 del siglo pasado apareció una revista llamada Cambio 16. Eran las postrimerías del franquismo. A pesar de las poderosas fuerzas integristas que estaban alerta para impedir a toda costa que la desaparición de Franco trajera aparejada una transformación política de carácter aperturista, era indudable que algo se movía ya en la sociedad: un ansia de libertad no concretada aún en ningún ámbito de la política oficial, un intento de que el inevitable viento de la Historia, imparable, llevara a la lógica de los acontecimientos y se produjera una inevitable transformación democrática a la muerte del dictador.
A lo que yo iba, después de esta introducción, era a consignar la existencia de otro producto editorial, aparte de la revista y el diario antes mencionados. Me refiero al magazine mensual llamado HISTORIA 16.Para mí y supongo que para muchísimos lectores fue providencial la aparición de esta revista. Estaba especializada, como su propio nombre anuncia, en Historia. Era un despliegue de erudición descomunal. Yo no había visto hasta entonces un esfuerzo de divulgación cultural semejante. Las firmas eran muy prestigiosas: catedráticos y profesores de universidad expertos en los distintos temas tratados, estudiosos reconocidos de la materia que salía a la luz. La temática era variadísima, desde la Prehistoria a la Historia Contemporánea, llegando hasta los temas de actualidad. El enfoque era también totalmente poliédrico: desde lo anecdótico y lo curioso hasta el estudio profundo y documentado de las grandes líneas históricas. Y todo ello acompañado de una cantidad enorme de ilustraciones. Sólo por la visualización de éstas, con sus correspondientes pies de página, valía la pena comprar la revista...
Pero bueno, sobre todo esto se ha escrito profusamente en espacios de opinión más especializados que éste, evidentemente. Yo, a lo que iba era a dar cuenta de la aparición, como decía antes, de una revista semanal cuyo nombre era Cambio 16. Fue un soplo de aire fresco. De pronto leías artículos que aunque ahora nos parecieran de una prudencia extrema, entonces eran poco menos que transgresores para la política oficial del momento, para el llamado bunker, con lecturas entre líneas propias de tiempos en los que no hay auténtica libertad de expresión.
Pues bien, la editorial que publicaba esa revista sacó un periódico también llamado Diario 16. Tanto éste como la revista antes mencionada atravesaron toda la Transición, contribuyendo como muchos otros al proceso que devino en el régimen político actual. Al cual no voy a juzgar porque no era este el propósito de este post, como ahora se verá.
A lo que yo iba, después de esta introducción, era a consignar la existencia de otro producto editorial, aparte de la revista y el diario antes mencionados. Me refiero al magazine mensual llamado HISTORIA 16.Para mí y supongo que para muchísimos lectores fue providencial la aparición de esta revista. Estaba especializada, como su propio nombre anuncia, en Historia. Era un despliegue de erudición descomunal. Yo no había visto hasta entonces un esfuerzo de divulgación cultural semejante. Las firmas eran muy prestigiosas: catedráticos y profesores de universidad expertos en los distintos temas tratados, estudiosos reconocidos de la materia que salía a la luz. La temática era variadísima, desde la Prehistoria a la Historia Contemporánea, llegando hasta los temas de actualidad. El enfoque era también totalmente poliédrico: desde lo anecdótico y lo curioso hasta el estudio profundo y documentado de las grandes líneas históricas. Y todo ello acompañado de una cantidad enorme de ilustraciones. Sólo por la visualización de éstas, con sus correspondientes pies de página, valía la pena comprar la revista...
ESTÁ MUY BUENO, ¡QUE NECESARIO MUCHA BIBLIOGRAFIA CON TEMAS ESPECÍFICOS!!
ResponderEliminarMARTA MANAGO