San Juan de Acre

  Los niños de los años 60 que consumíamos publicaciones de la editorial Bruguera terminamos llenando nuestra imaginación de lugares y personajes inolvidables. Esos tebeos y esos libros llenos de ilustraciones, adaptados para lecturas juveniles, eran una ventana por la que nos escapábamos de nuestras rutinas habituales de  polinomios y raíces cuadradas. Entonces no tenía precio navegar a bordo de una trirreme por el Mediterráneo junto al Jabato, Taurus y Fideo de Mileto. O sortear el peligroso foso de un castillo medieval acompañando al Capitán Trueno y sus inseparables compañeros para, tras vencer a los malvados y malandrines de turno,  liberar a alguna bella doncella cautiva. Eran los tebeos, pasaportes para trasladarnos en el tiempo y conocer lugares míticos donde transcurrían las acciones y las hazañas de nuestros héroes. Y es que no había mejor manera de viajar por el ancho mundo que pasar una siesta de verano en la compañía de aquellos personajes inefables. Así, llegaban a nuestro conocimiento sitios que adquirían para nosotros, adolescentes de aquella época, una significación especial. Lugares idealizados por nuestra imaginación. 


Estos días, leyendo un libro de Juan ESLAVA Galán, "Viaje a Tierra Santa", me ha venido a la memoria uno de esos enclaves que asocias a las lecturas de aquellos años: San Juan de Acre. Se trataba de la ciudad portuaria desde la que partían hacia las Españas Trueno, Goliath y Crispín tras su primera aventura. Era el puerto de mar de los cruzados, un bastión en Palestina que terminó siendo el último reducto de los cristianos antes de ser expulsados definitivamente por los musulmanes de aquellas tierras. 

 (Había también un volumen editado por Bruguera y firmado por un tal Bruno Lenniger, "Las Cruzadas", donde se contaban, entre otros episodios, las andanzas de los carismáticos Ricardo Corazón de León y Saladino. La imagen que llegaba de este último era la de un enemigo temible pero noble y respetable).

 De la mano de esas publicaciones, tebeos y libros ilustrados,  nos llegaba la épica de aquellas historias medievales idealizadas y aparecían nombres de lugares, como éste de San Juan de Acre, para quedarse impresos para siempre en nuestra memoria. 
Luego pasaron muchos años y vinieron lecturas con visiones muy diferentes de aquellos acontecimientos, tal como lo cuenta el libanés afincado en Francia Amin Maalouf en "Las Cruzadas vistas por los árabes".



Pero ahora paseo por la ciudadela fortificada de ese viejo enclave de Levante a través de las sabias páginas de Juan Eslava Galán. El jardín tras sus muros lleno de árboles y vegetación que da paz e invita al sosiego, el inmenso refectorio de los templarios con sus bóvedas góticas y sus muros de piedra, las murallas erigidas entre farallones donde rompen las olas, el pulso de la Historia latiendo entre sus calles y edificaciones... todo eso es lo que me llega e imagino de esta ciudad, perteneciente hoy en día al estado de Israel.
 Akko en hebreo, Akka en árabe, el San Juan de Acre de la Tercera Cruzada, Acre, sin más,  en la actualidad... otra referencia más en la geografía de la memoria. 
(Texto: Mariano López-Acosta)





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