Hace
ya muchos años, cuando estudiaba Microbiología en la carrera, intenté imaginar
cómo sería el tamaño de un virus mediante alguna comparación con objetos
normales de la vida cotidiana que mostrara las dimensiones tan ínfimas de estos
seres extraños. Después de hacer algunos cálculos éste fue un modelo verosímil
que se me ocurrió:
Poned
una carretera totalmente recta de 40 kilómetros de longitud. Depositad en ella
un balón de baloncesto o de playa. Ahora hagamos una reducción a escala de todo
el sistema tal que los 40 km de carretera se reduzcan a 4 centímetros. El
tamaño al que llega el balón depositado allí después de esta reducción sería
más o menos el que suele tener la mayoría de los virus.
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