Un intento de explicar las nuevas realidades socio-políticas de España y el mundo.


 Trump  gobernando en EEUU, Bolsonaro en Brasil, Salvini en Italia, Orban en Hungría, Putin en Rusia, el Frente Nacional de  Marine Le Pen subiendo como la espuma en Francia, los chalecos amarillos paralizando, por otra parte, el vecino país galo y focalizando ahora un descontento social cada vez mayor, el desastroso e inmanejable Brexit,  Vox mostrando su inesperada carta de presentación en España ante la sorpresa de propios y extraños y homologando a nuestro país con otras democracias europeas en las que irrumpieron hace ya tiempo los populismos nacionalistas de los extremos del espectro político que proponen soluciones simples para problemas complejos... algo se mueve indudablemente  en el panorama político español y mundial.
 Quizá sin ser demasiado conscientes somos testigos de unos cambios históricos de gran calado que están transformando el mundo y para los que nos falta perspectiva para un análisis certero. Y estos hechos quizá solo sean la punta del iceberg. Vamos a intentar descifrar alguno de los códigos que explican estas nuevas tendencias. Es preciso admitir, por otra parte, que la realidad socio-política es de una gran complejidad y que en esta ecuación hay muchas variables que quedarán sin analizar en este modesto artículo.  Me referiré a alguna causa concreta que explique este estado de cosas reconociendo que hay otros factores que se quedarán en el tintero. Vamos a ello .
 Quizá debamos trasladarnos para esto  a Punta del Este en Uruguay. Estamos en 1986, todavía en plena Guerra Fría.  En ese año se inicia en el país sudamericano la conocida como Ronda Uruguay, último cónclave del GATT (General Agreement on Tariffs and Trade -Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio-) antes de transformarse en la actual OMC (Organización Mundial de Comercio). Las deliberaciones hasta la firma definitiva, en Marrakech, duraron hasta 1993. En ese periodo y en esas reuniones se diseñó la estructura económica que iba marcar de manera decisiva el futuro del planeta durante muchas décadas. Toda la situación socioeconómica y política actual es hija de esos acuerdos. A veces las páginas de economía de los periódicos son más reveladoras que las políticas. Aunque en realidad estas últimas son un correlato de las primeras. Yo seguí lejanamente ese proceso en su momento. Me gustaba empezar a leer los diarios por la sección económica. Aunque llegaba un ligero run-run de todo esto a los medios no recuerdo ni un telediario que informara en primera plana de los cambios trascendentales que se estaban cocinando en esos años. Eran también los tiempos en que comenzaba a levantar el vuelo la telebasura.
 ¿Qué significó la Ronda Uruguay? En esencia una caída de aranceles, descomunal, inimaginable hasta entonces. Un golpe tremendo a cualquier tipo de proteccionismo económico y comercial. Las cosas no volverían a ser iguales desde entonces. Las protegidas economías nacionales se quedaban algo así como a la intemperie, sin el cobijo del paraguas de la disuasión arancelaria.
Las consecuencias de estos cambios en la política de las transacciones comerciales internacionales comenzaron a percibirse de manera paulatina. Ante la drástica bajada del arancel comenzaron las deslocalizaciones, la búsqueda de la máxima rentabilidad a partir de una reducción de los costes laborales que abarataran la fabricación del producto, con la premisa de que dicho producto ya no tendría problemas para ingresar en los circuitos comerciales del primer mundo, localizándose por tanto mucha de la rentable producción en lo que antes se denominaba "países en vías de desarrollo".
 A finales de los noventa comenzaron a acuñarse términos que se pusieron muy de moda, como "globalización", "comercio justo", "la tasa Tobin", etc. Las consecuencias de la Ronda Uruguay se comenzaban a percibir. Posteriormente comenzó a hablarse de “países emergentes".
Esta deslocalización empresarial mencionada partía de salarios ínfimos desde el punto de vista de los países desarrollados pero que al aplicarse a sociedades sin apenas clases medias y con enormes bolsas de miseria eran viables y asumibles por quienes ya no tenían nada que perder. Eso confería, como decimos, una enorme rentabilidad a esos productos que al ingresar en los antes protegidos y ahora inermes mercados occidentales generaban una competencia feroz con los cada vez menos competitivos artículos que salían de las factorías del Primer Mundo. Como ya hemos dicho, nada volvería a ser como antes.
 Hay que consignar también aquí un hecho capital que puede explicar muchas cosas. Cuando ya comenzaban a cristalizar intensamente algunas consecuencias de la Ronda Uruguay se produce en 2001 la entrada de China en la  Organización Mundial de Comercio. Tengamos en cuenta que en épocas de bonanza las economías de los países desarrollados pueden crecer a un ritmo del 3 o 4% y si llegaran al 5 % tiraríamos cohetes. ¡¡¡El gigante asiático adquirió en muy pocos años una velocidad de crucero que le permitió crecer al 9 o al 10% con una población que sobrepasa los 1.200 millones de habitantes !!!
 Pero es que además de todos estos datos hay que partir de un detalle que te deja estupefacto: cuando China negocia su incorporación a la OMC firma una cláusula que establece que en quince años (o sea, en 2016) ha de adquirir las ventajas de ser tratada como una economía de mercado, con la consiguiente bajada de aranceles (más aún de lo bajos que ya están). Esta cláusula no ha sido cumplida por la OMC ni por ninguna potencia occidental. No consideran que China pueda ser considerada aún una economía de mercado pues se le supone con una planificación económica distorsionada por la dictadura del Partido Comunista. La amenaza del dumping  planea sobre los análisis de los principales foros económicos mundiales. En el fondo subyace, creo yo, un cierto pánico a una nueva bajada de aranceles, otra vuelta de tuerca que conferiría a China un potencial económico y comercial muy difícil de asimilar.
 Aunque el país asiático es un caso aparte, hay que recordar que otros países emergentes han desarrollado crecimientos económicos muy notables. Esto ha originado una situación económica mundial inédita. Las potencias occidentales han acrecentado sus déficits comerciales mientras que en los países emergentes se ha generado un superávit que ha proporcionado una liquidez inimaginable hace unos años. Han proliferado las multinacionales de estos países que operan como actores económicos mundiales de gran calado. Y, cosa paradójica, estás naciones comenzaron en mayor o me ir escala a financiar deuda pública de países occidentales. Bien es verdad que en estos últimos años se han ralentizado estos procesos. El caso es que con la llegada de la última gran crisis económica se exacerbaron esas tendencias y las clases medias occidentales entraron en pánico cuando los déficits y las deudas públicas se desbocaron y comenzaron a tambalearse los cimientos del estado de bienestar.
De momento lo dejamos aquí. Otro día seguiremos.
      (Continuará)

(Texto: © Mariano López A. Abellán)

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