El
etnógrafo, folclorista, historiador, erudito y dominador de variados y extensos
saberes Julio Caro Baroja fue un auténtico especialista en la temática relativa
a la brujería. Nos lo podemos imaginar en la añeja y solariega casa familiar de
Vera de Bidasoa escribiendo esta obra en la que vuelca todos los conocimientos
acumulados durante mucho tiempo acerca de este inquietante e interesante mundo.
A través de sus páginas desfila la hechicería grecolatina, el
mundo germano y eslavo, la obsesión medieval con el maligno, la brujería rampante en
el País Vasco durante el siglo XVI, los procesos inquisitoriales a que dio
lugar con todo lo relativo a las brujas de Zugarramurdi, el intento durante el
siglo XVIII de poner el foco de la Razón sobre ese mundo anclado en la
superstición ...
Creo que ésta ha sido una de las obras más
conocidas y de más alcance mediático de las que publicó el sobrino de Pío
Baroja. A Julio Caro Baroja, por otra parte se le puede considerar como uno de
los mayores intelectuales del siglo XX en España. Su obra investigadora es muy
prolija y toca muchos temas. Habría una línea continua que la atraviesa
practicamente en su totalidad: la indagación en lo popular, en el conocimiento
de lo que conforma el alma profunda del pueblo y que trasciende a través de
todo tipo de manifestaciones.
Yo recuerdo este libro como una lectura de
juventud. Lo que más se me ha quedado grabado es todo el capítulo referido a
las brujas de Zugarŕamurdi. Venía a dar profundidad a un relato corto que había
leído años atrás, de su tío Pío Baroja, titulado La dama de Urtubi
perteneciente al volumen de la Colección Austral Fantasías vascas.
(Mariano López- Acosta)
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