sábado, 2 de junio de 2018

Georges Moustaki



Egipcio, griego, francés, mediterráneo, judío,  ciudadano del mundo, Moustaki nos hizo añorar, entre otras cosas "...un jardin qu'on appelait la terre...". Con las cadencias etéreas de su música nos asomamos a un mundo de "metecos", de gente desarraigada, de bohemios que celebran la vida, el amor libre y el sol de los veranos. Siempre ligeros de equipaje, con la solidaridad por bandera  y pendientes  del camino, del viaje, disolviendo las fronteras, transformándolas en fraternidad y en libertad.
 Cómo no conectar con Moustaki. Es un ejemplo de ese crisol de pueblos y culturas que conocemos como Mediterráneo. De una familia griega de judíos procedentes de Corfú, instalados en la cosmopolita e histórica Alejandría, Giuseppe (o Yussef) Mustacchi, nacido en 1934, era hijo del propietario de una de las mayores librerías de la capital egipcia. En la ciudad fundada por Alejandro Magno se empapa de la cultura francesa que por aquel entonces irradia a medio mundo. De hecho de  adolescente presencia una actuación de Édith Piaf en la ciudad africana.
 En 1951 cumple su sueño de viajar a París y allí ejerce los más variados oficios. Vendedor de libros a domicilio, pianista de music-hall en locales de dudosa reputación, etc. Termina conociendo a su admirada Édith Piaf, tiene un romance con ella y le compone canciones que acaban siendo éxitos indiscutibles del repertorio de la cantante francesa, como "Milord".
Para aquel entonces ha cambiado su nombre, Giuseppe, por el de Georges, en honor a su también admirado Georges Brassens...
 Se hace de un gran prestigio como compositor y guitarrista y compone canciones para otros que  devienen en éxitos hasta que se decide a cantar él sus propios temas, antes las dudas de su discográfica. Y es entonces cuando da el golpe con "Le métèque", una canción que se convierte en un himno a la libertad y a la abolición de todo tipo de fronteras. A partir de ahí inicia un periplo que le hace viajar por medio mundo y empaparse de todo tipo de culturas ( como la brasileña, que le da un sabor nuevo a su música) para regresar siempre a su refugio, de Île de Saint-Louis, en el Sena parisino. 
 Ya decimos, abierto a todas las influencias, sus canciones tienen desde el más auténtico sabor de la "Chanson" a indagaciones musicales que llegan al clasicismo pasando por  la música griega -"Le métèque" no deja de ser un sirtaki-, brasileña, la canción popular, etc.
 Dio su último concierto en Barcelona y lo tuvo que dejar a la tercera canción, pues la afección pulmonar que acabaría con su vida en el 2013 ya comenzaba a pasarle factura. Sus restos reposan en el  impresionante cementerio parisino  de Père-Lachaise junto a otras glorias de la cultura y la Historia francesa que van desde Abelardo y Eloisa hasta su añorada Édith Piaf.

(Texto: ©2018 Mariano López A. Abellán)

Ésta es la letra de "Le métèque" :

Avec ma gueule de métèque,
de juif errant, de pâtre grec
de et mes cheveux aux quatre vents,
avec mes yeux tout délavés,
qui me donnent un air de rêver,
moi qui ne rêve plus souvent,
avec mes mains de maraudeur,
de musicien et de rôdeur,
qui ont pillé tant de jardins,
avec ma bouche qui a bu,
qui a embrassé et mordu
sans jamais assouvir sa faim

Avec ma gueule de métèque,
de juif errant, de pâtre grec,
de voleur et de vagabond,
avec ma peau qui s'est frottée
au soleil de tous les étés
et tout ce qui portait jupon,
avec mon cœur qui a su faire
souffrir autant qu'il a souffert
sans pour cela faire d'histoires
avec mon âme qui n'a plus
la moindre chance de salut
pour éviter le purgatoire

Avec ma gueule de métèque,
de juif errant, de pâtre grec
de et mes cheveux aux quatre vents,
je viendrai, ma douce captive,
mon âme sœur, ma source vive,
je viendrai boire tes vingt ans
et je serai prince de sang
rêveur ou bien adolescent
comme il te plaira de choisir
et nous ferons de chaque jour
toute une éternité d'amour
que nous vivrons à en mourir

Et nous ferons de chaque jour
toute une éternité d'amour
que nous vivrons à en mourir.

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