miércoles, 30 de diciembre de 2020

La vacuna del COVID, una obra maestra de ingeniería molecular.

 

 Hay que descubrirse ante la rapidez con la que han actuado los distintos laboratorios que estaban inmersos en el desarrollo de la vacuna contra el COVID. De todas formas, hay que aclarar algo que quizá nos haga comprender el por qué  de la prontitud con la que se ha consumado la consecución esta herramienta sanitaria. 
Así, hemos de tener en cuenta que la investigacióna sobre esta revolucionaria forma de generar inmunidad -cual es la de utilizar el ARM-mensajero como instrumento para transmitir la información que necesita nuestro sistema inmunitario para ejercer la defensa ante cualquier patógeno- databa de hace varias décadas.  

(Antes de continuar, habría que explicar algunas  cuestiones para quienes no estén muy familiarizados con algunos conceptos bioquímicos. 
- El ADN: es una molécula gigantesca albergada en el núcleo de la célula, un supercódigo compuesto  por cuatro elementos, comunes a todos los seres vivos,  que se repiten hasta 3.000 millones de veces. Esa colosal  combinación de las cuatro bases (Adenina, Guanina, Citosina y Timina) encierra la escritura de lo que somos cada uno de nosotros. Y estos dos pares de eslabones de la larguísima cadena son comunes a todos los seres vivos, desde una lechuga a un caballo. Solo cambia su combinación. 
-El ARN- mensajero: copia el texto escrito en el ADN y lo saca fuera del núcleo, al citoplasma. Allí busca un corpúsculo con forma de champiñón, llamado ribosoma, que tiene una hendidura por la que va pasando la hebra del propio ARN-mensajero. Es como el hilo que pasa por el filo de una aguja. Este ribosoma va leyendo la información que le suministra el ARN-m y la traduce procediendo a la síntesis de proteínas propias deceste organismo. Así se ha transmitido el mensaje genético.)


 El mecanismo de la vacuna contra el COVID consiste en lo siguiente:
- Se inyecta ARN-m en el que se ha injertado un gen responsable de sintetizar la proteína de la espícula del virus. Este ARN-m llega a nuestras células y allí el ribosoma traduce la información que le llega y comienza a fabricar esa proteína que servirá a nuestro sistema inmunológico para fabricar los anticuerpos idóneos para el verdadero virus. 
Hasta ahora la técnica de las vacunas consistía en la inoculación de virus muertos   atenuados o de fragmentos de toxinas (la del tétano). Con este nuevo sistema que vamos a estrenar en esta pandemia lo que se inyecta en realidad no es la vacuna sino un manual de instrucciones para que nuestras células la fabriquen. Es una forma novedosa y si cabe revolucionaria que puede abrir nuevos caminos a la hora de acometer multitud de terapias que hasta ahora carecían de viabilidad. 

¿Por qué la rapidez en  la fabricación de esta vacuna? En realidad, la experimentación con las posibilidades del ARN- m viene dándose desde hace varias décadas. Había dos puntos en que estaba encallada la investigación que se resolvieron y dejaron el camino expedito. Se partía ya de bastante trabajo realizado pero sin culminar. Estas eran las dos  
- El ARN-m es una molécula de una gran fragilidad que se degrada con mucha facilidad en el organismo. Apenas introducida es destruida por una enzima llamada RNasa. Esto se resolvió contrareloj en los últimos meses mediante la síntesis de una nanopartícula de naturaleza grasa que envuelve al ARN-m y lo conduce, como si de un minisubmarino se tratase, al interior de la célula. Primer problema resuelto.
- Se habían constatado una serie de reacciones inflamatorias problemáticas que sembraban muchas dudas sobre la viabilidad final de esta técnica. Se resolvió magistralmente sustituyendo uno de los cuatro elementos combinatorios del ARN-m, el Uracilo (en el ADN es la Timina) por Pseudouracilo, un análogo sintético con dos optimizaciones: la síntesis de proteínas para inmunizar era mayor y desaparecían en gran manera los efectos inflamatorios. 

Algunas duda que ha surgido sobre posibles riesgos de esta terapia:
- Se puede especular con la posibilidad de que este gen del virus se incorpore a nuestro material genético provocando mutaciones indeseables. A priori no es factible que se de ese riesgo porque el ARN-m no puede penetrar en el núcleo de la célula, donde se encuentra el ADN. Una vez que traduce su información con el ribosoma es destruido inmediatamente. 

Por otra parte, el ARN-m es de una fragilidad extrema. A temperatura ambiente se degrada con una gran facilidad. Requiere condiciones de conservación extremas que solo se dan a 70º bajo cero. Eso creará muchas dificultades en la logística y distribución de esta técnica, evidentemente subsanables con los medios actuales.
 Si se consolida este tipo de vacuna se abre todo un mundo de posibilidades biomédicas para afrontar la curación de enfermedades que actualmente se resisten a las terapias conocidas. Pero habrá que ser cautos de todas formas. La fármacovigilancia seguirá activa para hacer un seguimiento de las contingencias que puedan surgir. Es muy poco tiempo el que ha transcurrido y las ciencias médicas no son exactas. Yo, en el desempeño de mi oficio, he visto cómo medicamentos clásicos de los de "toda la vida" eran retirados por la aparición de efectos indeseables al cabo de muchos años. Toquemos madera y esperemos que la fortuna nos acompañe. Yo creo nos lo merecemos.
(Texto: Mariano López- Acosta)

De Arne Müseler / www.arne-mueseler.com, CC BY-SA 3.0 de, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=98215942



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