domingo, 3 de julio de 2016

"Pan y circo" en la antigua Roma.


  Unas 150.000 personas, sin recursos ni ocupación alguna,  se mantenían exclusivamente de las ayudas públicas en los momentos álgidos del Imperio.  Otro número parecido  de trabajadores se quedaba mano sobre mano, en completa ociosidad, a partir de la meridio, del ecuador del día.  ¿Cómo desactivar este potencial de subversión, de manipulación del descontento por parte de posibles o imaginados rivales políticos, de infiltración de hipotéticas ideologías surgidas al calor de la injusticia social o de la desesperación? Se trataba de que el pueblo comiera y se evadiera con los espectáculos.
  El pan de cada día estaba asegurado con la distribución mensual  de alimentos que se llevaba a cabo en el Pórtico de Minucios.  Luego venía la diversión ...
  Remedando a Ernest Hemingway,  bien podemos decir que Roma era una fiesta. Y si no, echemos mano de los datos: por cada día laborable se contaban dos festivos (o uno, en el mejor de los casos y según el año y la época.). 
 Aunque el origen ancestral de las festividades era religioso, los sucesivos mandatarios fueron ampliando el número de estos días de asueto atendiendo a cualquier motivo, por peregrino que éste fuese.  Hagamos una lista - resumida, para no cansar-:
- Los doce idus, la mitad de las calendas y una cuarta parte de las nonas.
- Cuarenta y cinco días de feriae publicae; los Lupercalia , en febrero; los Parilia, Cerialia y Vinalia en abril; los Vestalia y Matarlia; los Volcanalia en agosto; las Saturnalia que iban del 17 al 24 de diciembre
- La carrera de sacos de los Robigalia, el 25 de abril
- Las carreras a pie o en mulo de los Consualia, el 21de agosto y el 15 de diciembre.
- El concurso de pesca de los ludi pescatorii, el 8 de junio.
- Las carreras de caballos de equus october, el 15 de octubre.
- Los ludi martiales, el 1 de agosto
- Los aniversarios del nacimiento (dies natalis) y del ascenso al poder (dies imperii) de los emperadores.  
- Los juegos instituidos en los tiempos de la República en honor de los dioses: los ludi Romani, que arrancan en el 366 a.C.
- Los ludi plebei, que datan  del 220 al 216 a.C.
- Los ludi Megalenses, dedicados a la Gran Madre Cibeles.
- Los ludi Florales, instituidos en honor de la diosa Flora.
- Los ludi Victoriae Sullanae, en un intento de honrar y justificar una hipotética divinidad de Sila.
- Los ludi Victoriae Caesaris en recuerdo de la hazañas bélicas de Julio César.
- Los ludi Fortunae reducis, que Augusto dio por inaugurados tras su vuelta triunfal, por 11 a.C. y que tenían una duración de diez jornadas, desde el 3 al 12 de octubre.

- Y un etcétera larguísimo que haría de este post un inventario tedioso, si no lo es ya ...
No se hace extraña pues, al hilo de esta sucesión interminable de festividades,  la amarga y célebre diatriba de Juvenal contra  “las degeneradas turbas de los hijos de Remo”:
 "Desde que no puede vender sus votos, él, que antaño llevaba por el mundo su poder, su emblema y sus legiones, se ha convertido en un pueblo degenerado que ya sólo desea, con una ansiedad codiciosa, dos cosas: pan y juegos". ("...duas tantum res anxius optat PANEM ET CIRCENSES").

(Texto: © Mariano López Acosta-  Abellán)


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