-Nos calzábamos las chirucas y nos íbamos al monte de
excursión. Luego, alguien cantaba a la guitarra canciones de Joan Baez. A lo
mejor había alguna muchacha de mirada soñadora que no cesaba de hablar del
"compromiso", un concepto que nos infundía un respeto reverencial. Periódicamente
se organizaban en el salón de actos sesiones de cinefórum donde nos colocaban
algún denso ladrillo de Igmarn Bergman o de Antonioni. Después de
sesudas y plúmbeas intervenciones con las luces de la sala encendidas tras la
visualización del largometraje salíamos al Malecón (sin autovía entonces) y la muchacha de mirar de
terciopelo seguía hablando con convicción
del "compromiso". Alguien proponía entonces ir a las tascas.
Después de algún que otro vino, y con
las trenkas desprendiendo un intenso olor a tabaco, cada mochuelo se
volvía a su olivo.
-Hacíamos ejercicios espirituales en los Jerónimos. En la
megafonía de las habitaciones sonaban canciones de un grupo muy bueno llamado
Mocedades, ("Adiós amor, piensa en mi alguna vez, que aquí te espera la
primavera, adiós amor"). La primera noche de esas jornadas de
espiritualidad, el sacerdote, antes de retirarnos a las habitaciones, nos
hablaba con claridad del grave problema al que nos enfrentaríamos en caso de
irnos de este mundo en pecado mortal. Desde luego no era para tomárselo a
broma. Después de oír eso nos íbamos muy serios a la cama. (Pero paralelamente a eso un hermano marista
nos hablaba en clase de un tal Helder Cámara. No había que ser muy agudo para
percibir que este docente no estaba en la misma onda que el clérigo de talante
preconciliar que nos alertaba sobre las inevitables penas del infierno).
-El Corte Inglés acababa de abrir. Entre clase y clase nos
íbamos a su moderna y novedosa cafetería y consumíamos unas ensaladillas rusas
que eran el preámbulo de la audición, con auriculares, de varios vinilos en la sección de música. En una mesa
con varios platos una amable dependiente
hacía cabalgar la aguja del tocadiscos por los surcos de alguno de los
LPs que le llevábamos. Tras un buen rato de escuchar canciones nos retirábamos
sin comprar ningún disco.
(Continuará...)
(Texto: Mariano López-Acosta)
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