Las cíclicas crisis económicas de Argentina.


 Los analistas económicos no terminan de descodificar la clave de tanta crisis económica en Argentina. Cuando muchos expertos auguraban que la llegada de Macri, con su liberalismo, sus ajustes, sus recetas avaladas por los principales organismos internacionales,  iba a corregir definitivamente los desvaríos del populismo de la Kirchner, la economía del país entra en pánico y el fantasma del desastre se asoma peligrosamente de nuevo a la realidad de este emergente. 
 Escucho en una tertulia de entendidos en economía, cito de memoria, que en los últimos sesenta años Argentina ha tenido que ser rescatada, asistida, ayudada o apoyada en no menos de cuarenta ocasiones por corporaciones e instituciones económicas internacionales para no derrumbarse totalmente. Hace varias décadas se diagnosticó que en esos momentos había más divisas argentinas en el exterior que en el interior del país. Aun se tiene memoria del famoso "corralito". En los 80 la deuda acumulada fue monstruosa llegándose posteriormente al "default". 
 Ahora mismo, la inflación galopa sin freno aparente. Aunque se espera que las inevitables medidas que se están tomando vayan atenuando este negro panorama. El FMI ya estará al quite. En una economía globalizada e interrelacionada nadie se puede permitir el lujo de que alguien caiga con estrépito porque el arrastre a terceros que eso lleva consigo no es de recibo. Hay quien dice que no es ajena a esta situación la crisis aguda en que se ha visto recientemente inmersa Turquía, agravada por la tremenda subida de aranceles decretada por Trump. La guerra comercial que éste ha emprendido con casi todos los actores económicos -ha amenazado incluso con abandonar la Organización Mundial del Comercio- va a meter una presión enorme. 
 Pero lo de la Argentina no viene por lo visto de ahora. Evidentemente ha de haber una causa estructural que excede a  todos estos episodios coyunturales. Y todo esto en un país con unos recursos naturales fabulosos que auguraban desde hace muchísimas décadas una senda de prosperidad que no acaba de vislumbrarse. Una pena.

(Texto: © Mariano López )

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