sábado, 31 de enero de 2015

La cinta de Moebius. El Gato de Schrodïnger. Las noches de estudio en Granada.

 Cuando yo era un joven universitario en Granada compartí piso con dos estudiantes de Físicas. Pasaban por esa vivienda muchos compañeros de clase de estos dos futuros científicos para preparar exámenes y se reunían en el salón, con sus apuntes y sus libros en  largas noches de estudio. Allí, en un ambiente brumoso de humo de tabaco, apenas iluminado por algún flexo con bombilla azul, oí hablar por primera vez  del "Gato de Schrödïnger y de la "Cinta de Moebius".

 
Ésta última nos parecía de lo más misterioso. La estudiaban en Topología. Resulta que tú tenías una banda cerrada. La cortabas, le dabas media vuelta a uno de los extremos y la volvías a pegar. Esta sencilla operación daba lugar a un cuerpo con unas características topológicas especiales y curiosísimas, objeto de infinidad de interpretaciones. Adquiría, entre otras, las siguientes propiedades:
- Tener una sola cara
- Tener un solo borde
- Ser una superficie no orientable. (Si nos deslizamos por su única cara mirando a la derecha, al dar una vuelta completa apareceremos mirando a la izquierda).
  Todo esto que suena tan teórico parece ser que en la  práctica tiene muchas aplicaciones.

 Lo del Gato de Schrodïnger era mucho más abstracto. Creo recordar al cabo de los años que se basaba en un concepto de la Mecánica Cuántica que habla del comportamiento dual de las partículas elementales.  Ésto, dicho así, no aclara mucho. Para intentar explicar la paradoja de este modelo,  Schrodïnger imaginaba un circuito eléctrico en el interior de una caja donde ponía un gato (sí, un felino, la imaginación del científico austríaco daba para eso). Si se cerraba el circuito, el mecanismo propiciaba que un martillo golpeara y rompiera un matraz con un veneno que mataba al gato. Y para cerrar dicho circuito había que hacer incidir una partícula elemental, que ya hemos dicho que según la Física Cuántica  tiene la propiedad de ser dual.
 Pues bien, como consecuencia de esa famosa dualidad onda-corpúsculo  venía la gran paradoja : la partícula elemental "cerraba y no cerraba" el circuito simultáneamente. Esto tenía que dar lugar a una situación ideal en que el gato estaba vivo y muerto a la vez.
 Esto suena a chiste y la explicación que doy es demasiado simple y no aclara mucho. Quien tenga mayor interés tendrá que iniciarse en este tipo de física tan diferente a la clásica de Newton para intentar comprender este experimento tan raro. Hay que aclarar que la ciencia y la tecnología actuales se basan en la Mecánica Cuántica.
 Como coda final, para enredar más las cosas, podríamos citar la frase de Richard Feynman, premio Nobel de Física y uno de los más geniales y mediáticos científicos del siglo XX:  "Si usted piensa que entiende la Mecánica Cuántica es que no la ha entendido".

 Con estas disquisiciones, con un ambiente cada vez más cargado de humo, nos daban las tres de la madrugada y entonces echábamos a suertes quién bajaba a por tortas a un horno cercano a casa que a esa hora se llenaba de estudiantes.

(Texto: Mariano López-Acosta))

1 comentario:

  1. Me ha encantado tu explicación ...y también me ha gustado la frase del Premio Nobel , Richard Feynman..." Si usted piensa que entiende la Mecánica Cuántica , es que no la ha entendido...Genial

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