El origen de la carrera de Maratón

 

  
Pongámonos en situación. En el año 490 a.d.C. el Imperio Persa es una gran potencia político-militar que domina un vastísimo territorio que va desde el Indo hasta el Oriente Próximo, abarcando Mesopotamia, Egipto, Palestina, Fenicia y toda la península que forma Asia Menor. En las costas orientales de esta última, los medos o persas también han conquistado varias ciudades griegas. Grecia no constituye una entidad política cohesionada. Es un conjunto de ciudades libres e independientes. Una de estas, Atenas, ha alentado la rebelión de las colonias griegas (fundadas por ella misma) en el litoral de Asia Menor. Los persas aplastan dicha revuelta y ponen toda su maquinaria militar en marcha para destruir la ciudad de los atenienses. Una flota de 100.000 hombres se dirige contra Atenas. Ésta pide ayuda a su rival habitual, Esparta, para luchar contra el temible enemigo común. Pero los espartanos celebran una festividad religiosa que durante nueve días les tiene vedada la guerra. Únicamente acuden a la llamada los ciudadanos de Platea.

La batalla de Maratón
 La flota persa desembarca en un lugar llamado Maratón, cerca de Atenas. Allí, 10.000 atenienses dirigidos por Milcíades, consumado estratega militar,  apoyados sólo por ciudadanos de Platea, se disponen a enfrentarse a una fuerza  muy superior. Gracias al genio del general ateniense, conocedor de las estrategias persas, los hoplitas griegos atacan sorpresivamente de manera brutal y desactivan la potente baza de los arqueros medos. Esta fulminante actuación impide también la entrada en acción de la caballería persa. La victoria griega es total.
 Pero parte del grueso de la tropa de los medos huye a las embarcaciones y la flota se dirige hacia la desprotegida Atenas para continuar la invasión. Ahora, el problema es el tiempo. En la ciudad griega nadie imagina una victoria sobre los persas y todos temen lo peor. Las mujeres griegas, ante la amenaza de una inevitable masacre por parte de los invasores, tienen decidido matar a sus hijos y luego suicidarse ellas si no hay noticias antes de la puesta de sol. Entonces, Milcíades elige a Filípides, que ha combatido a su lado, para que sin perder un instante vaya corriendo y lleve cuanto antes a los atenienses la noticia de la victoria griega sobre los persas. Filípides, célebre atleta de los juegos olímpicos panhelénicos, al límite de sus fuerzas,  recorrió los 42 km y 195 m que separaban  Maratón de Atenas y llegó a tiempo de avisar. Arribó  al ágora y solo pudo decir una palabra : Niké! (Victoria!). Cayó muerto en el acto, exhausto por el tremendo esfuerzo.
 Por suerte para los helenos, el viaje por mar era más largo que el camino por tierra. También Milcíades con todo su ejército recorrió a marchas forzadas el trayecto desde Maratón hasta Atenas. Justo cuando estaban en el puerto, las tropas del ateniense  divisaron en el horizonte a la flota de los invasores. Éstos, al descubrir a los griegos desistieron de seguir luchando y se retiraron definitivamente. Se conjuraba así de manera definitiva el peligro.
 Muy otra hubiera sido la historia de Occidente si los persas llegan a vencer a los atenienses, impidiendo así el desarrollo de la gran civilización que forjaron, muchos de cuyos paradigmas perduran todavía. 

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