San Pablo en Corinto- II
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Poco después de la muerte de Jesús, la incipiente comunidad de sus seguidores se circunscribe, bajo la autoridad de Pedro, a Jerusalén y Galilea, más abierta ésta a influencias exteriores. Los primerísimos cristianos son, pues, judíos. Jesús no había renegado en realidad de la Ley de Moisés aunque hubiera criticado la hipocresía que se daba a la hora de cumplirla. Para muchos, el Cristianismo era una secta más dentro del universo judáico. Luego se verá que termina gripando entre la comunidad hebrea, se estanca y se propaga con más fortuna entre los gentiles. Surgirá entonces, como veremos, entre otras cosas, la controversia de si éstos estarán obligados a circuncidarse como seguidores que son del Mesías, un judío que además venía de la casa de David. Mientras los cristianos que han permanecido en Jerusalén ven ineludible esta práctica para los que se acercan a la nueva fe procedentes del paganismo, los judeocristianos de la Diáspora, más abiertos y tolerantes, dispensan de ésta y ...