Serrat y Paco Ibañez: una historia de solidaridad.


En 1979 Paco Ibáñez lanzó un disco sobre temas de Georges Brassens versionados en castellano. Uno de ellos, "Canción para un maño",  se lo dedicó expresamente a Serrat. Su letra es todo un canto a la solidaridad.
Muchos años después, Paco contó el motivo de esa dedicatoria en una entrevista. 
Resulta que en 1969 había vuelto de París, vivía en Barcelona y atravesaba por una mala situación económica. Las deudas se acumulaban. Debía al casero, al tendero, la censura le prohibía recitales, cada vez se hacía más complicado su día a día. Pidió prestado a algunos amigos y recibió alguna que otra evasiva por respuesta, quizá porque éstos no andaban muy boyantes. 
Finalmente, cuando peor pintaba la cosa llamó a Serrat y le pidió 10.000 pesetas de la época. El Nano fue a su casa y no le dio 10.000, le dio 20.000. Como digo, así lo cuenta Paco Ibáñez. 
(Mariano López-Acosta)



Canción para un maño

Es para ti este cantar
tú, maño, que sin hablar
me diste leña el día aquél
que el frío me hería la piel.
Tú que me diste leña en vez
de rechazarme a puntapiés
cuando la gente del lugar
no me quiso junto a su hogar.

Un braserito sólo fue
para mi cuerpo una ilusión
pero alumbró mi corazón
más que fallas en San José.
Tu, maño, cuando has de llegar
a la hora de la verdad
que te lleve el enterrador
al cielo si hay Dios.

Es para ti este cantar
tú, cantinera que sin hablar
me diste pan el dia aquel
que me vi en huesos y piel.
Tú que me diste pan en vez
de rechazarme a puntapiés
cuando la gente del lugar
reía de verme ayunar.

Un bocadito, no fue más,
para mi cuerpo una ilusión
pero llenó mi corazón
más que un milagroso maná.
Tú, cantinera al llegar
a la hora de la verdad
que te lleve el enterrador
al cielo si hay Dios.

Es para ti este cantar
tú, forastero, que sin hablar,
me sonreíste el día aquél
que me vi delante del juez.
Tú que me sonreíste en vez
de rechazarme a puntapiés ,
cuando la gente del lugar
ya me quería apedrear.

Una sonrisa, no fue más ,
para mi alma una ilusión
pero aromó mi corazón
más que las hierbas de San Juan.
Tu, forastero al llegar
a la hora de la verdad
que te lleve el enterrador
al cielo si hay Dios.

(Letra original en francés y música: Georges Brassens)
(Adaptación: Pierre Pascal)


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