Ahora que ha regresado el fútbol después del confinamiento, reconozco que estaba
más tranquilo sin esas voces radiofónicas al borde del infarto que cantan los
goles como si un meteorito fuera a estrellarse contra el planeta. Os aseguro
que ya no echo de menos ni la Liga ni la Copa.
Podría recitar de memoria alineaciones y más alineaciones de los 60 y 70, he
sido muy futbolero pero ahora no soporto la neurosis que nos transmiten con el
partido del siglo, que resulta que se juega cada semana.
Por ejemplo, aún recuerdo la formación del Brasil de la mítica final del mundial del 70 en México contra Italia, la del 4-1 y la apoteosis de la canarinha contra el catenaccio italiano. El esplendor en la hierba. La alineación brasileña era la que sigue: Felix; Carlos Alberto, Brito, Piazza, Everaldo; Gerson, Clodoaldo; Jair, Tostao, Pelé y Rivelino. Un 4-2-4 que algunos comenzaban a considerar muy defensivo. No imaginaban lo que vendría después.
Por ejemplo, aún recuerdo la formación del Brasil de la mítica final del mundial del 70 en México contra Italia, la del 4-1 y la apoteosis de la canarinha contra el catenaccio italiano. El esplendor en la hierba. La alineación brasileña era la que sigue: Felix; Carlos Alberto, Brito, Piazza, Everaldo; Gerson, Clodoaldo; Jair, Tostao, Pelé y Rivelino. Un 4-2-4 que algunos comenzaban a considerar muy defensivo. No imaginaban lo que vendría después.
Por aquel entonces, el juego era muy lento y el centro del campo parecía un
aeropuerto vacío, con unos espacios siderales entre jugador y jugador. Cuando
un equipo perdía el balón le daba tiempo a replegarse y a echar un cigarro
hasta que el contrario pasaba al ataque.
El Brasil- Italia del 70 lo recuerdo como un Everest del fútbol. Al año
siguiente, el Ajax de Cruyff continuaba subiendo el juego a niveles
estratosféricos. La fiesta continuaba.
(Mariano López- Acosta)
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