Aquellos veranos de los 60
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¿Os acordáis de cuando, a falta de mejor sistema de refrigeración, las ventanillas de los coches llevaban un triángulo que se movía -según el grado de apertura que uno quisiera- para que entrara el aire? Aunque los niveles de CO2 no eran tan altos como los de ahora, el calor, como siempre, pegaba muy fuerte por estas fechas. Luego, inevitablemente, camino de la playa no había más remedio que parar en alguna venta para refrescarnos. Yo creo, por otra parte, que desde la misma Murcia hasta la bajada del Puerto de la Cadena se tardaba igual, casi, que desde allí hasta la costa. Cuando por fin, y sin GPS mediante, llegábamos a nuestro destino, era el turno del meyba y del champú Edelmira para pasar horas y horas entre el sol y el agua, guareciéndonos de vez en cuando bajo un toldo. Alguien, quizá, se echaba Nivea. La capa de ozono estaba entonces que se salía. Tras el baño, la comida, y -si éramos pequeños, pongamos que en los 60 sí- la precept...