MI AFICIÓN EN serio a la música clásica se remonta al año 1979 (d.d.C.). Aunque para entonces ya oía piezas más o menos conocidas, se puede decir que todo comenzó por esas fechas, cuando escuché por primera vez el Concierto de Brandemburgo nº 2 de Johann Sebastian Bach. Ahí estaban pasándose la pelota continuamente - como en un rondo de esos que hacía el Barça del Dream Team - el violín, el oboe, la flauta de pico y la trompeta barroca, ésta última siempre dominando la situación, cerrando los periodos musicales, proponiendo frases nuevas. Y de fondo, sin parar, el acompañamiento y el bajo continuo, como si llevaran encima varios cafés bien cargados. Todo es contrapunto en estado puro y por eso parece a veces la anarquía total, cada uno por su lado tocando melodías diferentes, pero siempre, por supuesto, armónicas entre sí. Desde entonces pienso que Johann Sebastian Bach era un extraterrestre.
La cinta de cassette, del viejo sello (cómo no) Deutsche Grammophon, la fundí de tanto rebobinarla y volverla a escuchar.
El bachólogo Karl Richter era el encargado de dirigir y ejecutar el clave en esta obra.
Precisamente una grabación del primer movimiento de este concierto, con Karl Richter al clave y dirigiendo a la vez a la Orquesta Bach de Munich (los mismos intérpretes que aparecen en este vídeo), va en un disco de oro que transporta la sonda espacial Voyager 1. Este disco, junto con saludos en más de 50 idiomas y diversos sonidos de la Tierra, contiene una serie de grabaciones musicales, entre ellas el Allegro primero de este concierto. La sonda Voyager 1 despegó de Cabo Cañaveral el 5 de septiembre de 1977 y vuela a 17 kilómetros por segundo. Ha llegado recientemente a los límites del Sistema Solar y está adentrándose en el espacio interestelar. A esa velocidad tardará unos 40.000 años en llegar a las inmediaciones de la estrella más cercana a la Tierra. Si hubiera algún tipo de vida inteligente por esos andurriales y pudiera escuchar ese disco, volvería a sonar otra vez entonces, bastante lejos de aquí y dentro de muchísimo tiempo, el 2º Concierto de Brandenburgo del maestro Bach.
(Texto: © 2018. Mariano López A. Abellán)
La cinta de cassette, del viejo sello (cómo no) Deutsche Grammophon, la fundí de tanto rebobinarla y volverla a escuchar.
El bachólogo Karl Richter era el encargado de dirigir y ejecutar el clave en esta obra.
Precisamente una grabación del primer movimiento de este concierto, con Karl Richter al clave y dirigiendo a la vez a la Orquesta Bach de Munich (los mismos intérpretes que aparecen en este vídeo), va en un disco de oro que transporta la sonda espacial Voyager 1. Este disco, junto con saludos en más de 50 idiomas y diversos sonidos de la Tierra, contiene una serie de grabaciones musicales, entre ellas el Allegro primero de este concierto. La sonda Voyager 1 despegó de Cabo Cañaveral el 5 de septiembre de 1977 y vuela a 17 kilómetros por segundo. Ha llegado recientemente a los límites del Sistema Solar y está adentrándose en el espacio interestelar. A esa velocidad tardará unos 40.000 años en llegar a las inmediaciones de la estrella más cercana a la Tierra. Si hubiera algún tipo de vida inteligente por esos andurriales y pudiera escuchar ese disco, volvería a sonar otra vez entonces, bastante lejos de aquí y dentro de muchísimo tiempo, el 2º Concierto de Brandenburgo del maestro Bach.
(Texto: © 2018. Mariano López A. Abellán)
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