Pau Casals, las Suites de violoncello de Bach y el azar.


 En 1890 pasean por la Rambla de Barcelona  un padre y su hijo adolescente. Éste, desde sus primeros años ha mostrado una gran inclinación hacia la música, inclinación comprendida y fomentada por su progenitor. Caminan sin rumbo fijo, abandonados al albur del paseo. A través de algunas callejuelas adyacentes a la popular  arteria barcelonesa, sus pasos, como el que no quiere la cosa, les llevan a una tienda de instrumentos musicales. Y allí se produce un hecho que, sin exagerar, marcará con el tiempo un hito en la historia de la cultura occidental.
 El joven descubre un viejo y olvidado  cuaderno con partituras de un músico barroco alemán y le pide a su padre que se lo compre a lo que éste, por supuesto, accede. Y ya se ha producido el hecho, la conexión, el milagro...
 El joven adolescente es Pau Casals, nacido en El Vendrell en 1876. Las partituras corresponden a las Suites para violoncello de Johann Sebastian Bach. Todo lo demás es historia conocida. A partir de la obra del compositor germano el violoncellista catalán erige toda una cumbre de la música universal. La percepción que tenemos de Bach ya no será la misma, a pesar de haber sido rescatado del olvido y reivindicado para la posteridad en fechas muy anteriores por Felix Mendelssohn.







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