Un banco de arena en el Atlántico Norte, solamente poblado por caballos salvajes, focas y aves marinas. Es la Isla Sable, frente a las costas de Nueva Escocia, en Canadá. Con cerca de cuarenta kilómetros de largo por uno y medio de ancho, tiene una forma alargada y ligeramente curva, recordando ciertamente la figura de un sable. La isla, perteneciente a Canadá, ha sido testigo de cientos de naufragios desde el siglo XVI, lo que dio lugar a la construcción de dos faros, cada uno en uno de sus extremos. Actualmente hay habilitada también una estación meteorológica. (Mariano López-Acosta) (Fuente de las imágenes: Internet)